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Cuál es la responsabilidad de la élite financiera en el control del poder ejecutivo de los gobiernos

MAFOEn la edición española de la revista Rolling Stone del mes de abril aparece el artículo de Matt Taibbi   A la cárcel con los de Wall Street, donde recoge: “los delincuentes financieros derribaron la economía mundial, pero el sistema está haciendo más para protegerlos que para procesarlos”.

Esto lo constatamos, entre otras acciones, con la bendición del presidente de Francia Nicolás Sarkozy apoyando a Mario Draghi, presidente del Banco de Italia, favorito para presidir el Banco Central Europeo (BCE) la máxima institución financiera de la eurozona. La polémica está en que formó parte de la dirección del banco de inversión norteamericano Goldman Sachs. Sigue leyendo

Manadas de lobos perpetuando la economía del sueño

El rescate del euro no es una entelequia, una defensa frente a males mayores, una protección para los países más débiles. No, es una protección frente a lo que se avecina, o al menos, parece que se estaba preparando. En palabras del ministro sueco de Finanzas Anders Borg, “el comportamiento de manadas de lobos” protagonizado por los especuladores de los mercados de capitales. “Si no detenemos a estas manadas, harán pedazos a los países más débiles”, justificando el Plan de rescate. Añadir que también corren peligro los aparentemente más fuertes por la estrecha relación que mantienen con las deudas soberanas. 

En este Plan, el Fondo Monetario Internacional (FMI) participa con 220.000 millones de euros, de los 720.000 comprometidos, actuando como supervisor de los ajustes de cada país afectado. Por otro lado, el Banco Central Europeo (BCE) funcionará comprando los bonos emitidos por el país necesitado, facilitando liquidez junto al banco central correspondiente. 

Cabe preguntarse si el problema ha sido resuelto, la respuesta es no. Aunque ha brotado otro problema como es el de la política fiscal común, hasta ahora inexistente, que deberá ponerse inmediatamente en marcha. Problemas conocidos, difíciles de solucionar, que muestran el mal funcionamiento de la política común. Dando lugar a una actuación acelerada de costes muy altos para todos. 

Grecia parará el golpe, deberá realizar fuertes ajustes, permanecerá controlada o supervisada sin posibilidad de maquillar sus cuentas. Los problemas de Portugal y España esperarán hasta el verano, donde se pondrá a prueba el mecanismo de rescate aprobado. Por nuestra parte, si hacemos los deberes, controlando el gasto público y presentando unos presupuestos generales ajustados todo se mantendrá igual. Sin cambios. Algo desastroso para la economía y para todos aquellos que deseen llevar adelante nuevos proyectos. 

Me pregunto si después de esta experiencia debemos tirar de las orejas o despedir, entre otros, a los responsables del Banco de España (BdE) que no han sabido poner fin a situaciones sobre las que tienen información y por tanto, sobre las que pueden actuar. Todo parece indicar que ese traje de independencia que les entregaron no funciona. Ahora sabemos que aquello que no funciona, se seca y se cae.
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El efecto expulsión o crowding out en la economía del sueño

Crowding OutUno de los principales problemas en la empresa, es no saber de donde vienen los problemas. Son tantos los flancos que identificar  una fuente resulta complicado. Sin embargo, poco a poco vamos reconociendo las señales.

En este caso la situación tiene nombre y se la conoce como efecto expulsión o crowding out. Se produce en los casos en los que el déficit público es elevado y el Estado debe  buscar  capital para financiarlo. Para ello  emite una gran cantidad de deuda pública  a tipos de interés elevados con objeto de atraer  inversores. La consecuencia inmediata es un alejamiento de las empresas de la financiación bancaria.

En este caso, el mantenimiento de tipos de interés bajos por parte del Banco Central Europeo, no supone un fácil acceso al crédito. Si la actividad económica continúa siendo baja, aunque el precio del dinero sea barato, conseguir un préstamo  resultará  más complicado tanto para empresas como particulares.

En estas condiciones, el sector público se encarga de expulsar del mercado al sector privado. Las entidades financieras prefieren conceder préstamos  a los entes públicos dejando a un lado  a   particulares y empresas, ya que confían  en  recuperar su inversión, por el supuesto menor riesgo asumido. Pero se produce la paradoja de que sin crédito la actividad económica se  ralentiza  y multitud de iniciativas privadas no encuentran salida.  Se generan menor cantidad de  impuestos con los que pagar el endeudamiento público. Si la espiral continua, la situación  puede llegar a ser insostenible.

En la economía del sueño, el desconocimiento de  la trascendencia de nuestros actos económicos no nos impide perder nuestros depósitos. Estamos obligados a entender el funcionamiento de las operaciones que realizamos y sus consecuencias. Buscamos maximizar las rentas sobre el capital e inversiones hasta un punto donde el riesgo limita con la pérdida del mismo. Cuando jugamos en exceso con este equilibrio, corremos el riesgo de perderlo todo. Sin embargo, este no es el problema. Sino saber qué se hace y cómo se genera la renta de forma responsable. Asumir el riesgo personalmente,  no dejándolo  en  manos  de aquellos que ganaron nuestra confianza, para luego perderla a la misma velocidad que perdíamos nuestros depósitos.
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